
Maestro por vocación,
Vienrich continua en Tarma su labor docente, iniciada en Lima, como profesor de
ciencias en el Colegio Nacional San Ramón 7y en la escuela nocturna del Centro
de Artesanos Confederado, en cuya inauguración mencionó: “La escuela es la
democracia en acción”.
La educación, dice, es “el
único recurso que nos queda para levantar a nuestro país de la postración”,
aunque, como el mismo anotaba, “la enseñanza nacional con espíritu y tendencias
peruanas, no existe en la república ni en embrión”. ¿Adónde, pues, ir para
encontrar este espíritu y tendencias peruanos?”. Es así que decide situar su
punto de búsqueda y emprende el rastreo de una literatura y floklore
desconocidos para educar con ellos y después de hurgar por los diversos
rincones de la ciudad de Tarma, en busca de las fuentes populares de la
literatura indígena; logra publicar sus dos libros fundamentales “Azucenas
quechuas” y “Apólogos quechuas”, que aparecen en 1905 y 1906, respectivamente,
bajo el seudónimo de “Unos Parias”.
Es en Azucenas Quechuas,
que Vienrich, hace hincapié en la relación del quechua con la lengua griega,
refiriéndose a Vicente Fidel López, quechuólogo argentino, quién hayo analogías
entre estas dos lenguas, fundándose tanto en las raíces como en el mito que
entraña. Al restablecer las raíces quechuas de acuerdo con el propio
vocabulario que las contienen y colocadas las letras griegas en el lugar de las
letras itálicas resulta en griego con el mismo sentido que en el quechua.
El texto puesto en estudio
es el siguiente:
Espero que con estos
aportes empecemos a valorar nuestra cultura indígena y formar nuestra
personalidad con el amor propio a una de las culturas más grandes del mundo, la
cultura incaica.
"El Perú es un país de todas las sangres"
José María Arguedas